miércoles, 2 de abril de 2008

El rock argentino desde la óptica emocional y visceral del ’Bebe’


"Por la vereda del rock" es el título del libro que marca la incursión en la literatura de ’Bebe’ Contepomi, a partir de sus vivencias como periodista de rock, donde traslada al papel su simpatía y desparpajo desplegados en la televisión.


Por Mercedes Ezquiaga

En primera persona, el autor entrelaza anécdotas de sus vivencias -giras, entrevistas, viajes- junto a los más destacados músicos del rock argentino, en su rol de periodista al frente de "La Viola" pero también desde antes, cuando era adolescente y un mítico fan de Andrés Calamaro, a quien llamaba y enviaba cartas.

"Buenas noticias, impactante descubrimiento: el auténtico fan de rock nacional existe, está vivo y goza de buena salud (...) un definitivo aire a lo Holden Caufield y respondía al cristiano nombre de Carlos José Contepomi", decía Rodrigo Fresán en 1988, una columna de la revista Pelo, cuando lo conoció, y aquí incluida.

"Este libro -dispara el autor en el prólogo- refleja algunos momentos de mi vida personal y profesional que involucran a figuras del rock como fogoneros de mis días. (...) cómo conocí a Andrés Calamaro, el día que pasé en el taller con Pappo, la odisea para entrevistar a los Rolling Stones".

"No es un libro de chismes -aclara entonces Contepomi, apenas arranca la entrevista con Télam- porque no tengo chismes para contar, pero sí tengo anécdotas más picantes, más heavies que quedaron afuera del libro... ¿Por qué? Porque somos jóvenes... y todavía tengo que trabajar con ellos mucho tiempo más... aunque no sé si alguna vez lo contaría".

’Bebe’ Contepomi sonríe mientras habla rápido, muy rápido. Camina acelerado por los pasillos del canal -donde posee una columna de rock en el noticiero de las 20- saluda a una persona, otra y otra más, hasta que ingresa como una tromba a la isla de edición y opina sobre un material de Bob Dylan mientras hace un llamado por teléfono.

"Tampoco hay nada grave, nada delictivo -se ataja-, simplemente cosas que viví con muchos, muy al borde del abismo, y que más adelante cuando crezcan los hijos de todos se van a poder contar... tal vez".

Publicado por Ediciones B, el volumen de 230 páginas incluye un prólogo a cargo de Calamaro -"uno de mis pocos amigos dentro de los músicos", aclara ’Bebe’- donde el ex Abuelo de la Nada define: "Crecimos en nuestras actividades lúdicas hasta hacerlas profesionales y reconocidas".

"Este no es un libro para los fanáticos empedernidos del rock, los estudiosos, que saben fechas, nombres de discos, de canciones -apunta-. Hay muchos libros ya escritos para eso y yo no tengo memoria. Es la historia de un pibe que quiso ser periodista, le gustó la música desde chico y pudo unir sus dos pasiones. Eso".

Así, con ese tono coloquial y directo, con esa misma simpleza, ’Bebe’ se sumerge en la escena rockera de los años 80, en antros como Prix d’Amis, la Capilla, Palladium y en el surgimiento de bandas como Charly García, Los Redondos, Fabulosos Cadillacs, hasta la actualidad, en estadios y festivales que ostentan mucha organización.

"Sinceramente no sé si el rock sigue siendo rebeldía o protesta pero creo que de las formas de arte que hay, sigue siendo la más rebelde. Y porque haya una marca de cerveza en el escenario, que haya más seguridad y organización, o los músicos ganen más plata, no van a ser más o menos rebeldes. Es otro el tema", se sincera ’Bebe’.

"Creo que hay un gran prejuicio porque el rock empezó a crecer y a las bandas les empezó a ir bien económicamente y hay mucho resentimiento. Hay periodistas que les gusta una banda y cuando vende miles de discos les deja de gustar, sólo porque vendió muchos discos, es matemática y es clarísimo", dice.

De manera inevitable, algunas de las frases más conocidas que integran el cancionero popular del rock dan título a los capítulos y sub capítulos que conforman la obra, como "No lo soñé", "Alta fidelidad", "Bancate ese defecto", "No tan distintos" o "Ropa Sucia".

"Para mí, este es un libro muy visceral. Fue un trabajo muy grande -aclara- porque como tengo muy mala memoria se me va perdiendo lo que registro, pero tengo una memoria emocional muy fuerte y no me acuerdo nombre o fechas, pero sí me acuerdo cómo la pasé, si fui querido, si fui odiado... es totalmente emocional".


Fubolosos Cadillacs- Matador

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