lunes, 24 de marzo de 2008

After Hours


La noche dentro de mi vaso se ha caído.

Levanto el gin-tónic y una a una apuro todas las estrellas.

No sé si he bebido demasiado.

Sólo he conseguido alejarme de mí:

porque soy cautivo de mi cuerpo no podré irme más lejos.

La ley de las horas ha cerrado el último bar.

Me madruga una tristeza antes de que amanezca y

con ella me paseo por las Ramblas.

Al fondo, más allá del cercano puerto repleto de esquifes y de velas,

el Horizonte me espera con los brazos abiertos.


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