sábado, 26 de enero de 2008

Rectitud


Siempre me gustaron las rectas.Tan correctas ellas, tan exactas.
Con rectas aprendí que podrían construirse los más disímiles cuerpos geométricos.

Un cubo, una pirámide, y hasta una casa.

Tuve una madre muy recta y rectos maestros.

Al final, mi desviada adolescencia acabó rectificando.
LLegué a ser, lo que se dice, un hombre recto; listo para el matrimonio.

Todo fue bien hasta que llegaste tú:Nadie me había dicho que la recta es solo un pequeño trozo de curva y que lo importante era saber cuándo cambiar de dirección.

No me hablaron del espacio, ni de las órbitas.

Ni de las caderas que tuercen hasta al más recto de los hombres.

Ni de esos volcanes apezonados, en nada rectos.

Estoy a punto de quedar solo en este mundo porque mi rectitud me impide orbitar:Claro; no es posible dar la vuelta a un corazón rectilíneamente.

Ya ves, mujer de claras curvas.Que esos aguaceros de disculpas no son más que discontinuidades de estas rectas mías,Que han tenido que aprender a borrarse algunos trozos para trazar; a tu gusto, alguna que otra imperfecta flor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

UFFFFFFF NO! QUE POEMA TAN ORIGINAL.
CLARO TIENE QUE SER DE LAS CURVAS DE UNA MUJER, QUE MUCHOS HOMBRES QUIEREN DARLE DOBLE SENTIDO A EL CUERPO DE LA MUEJER QUE ES LO MAS LINDO. A ELLOS SOLO LES IMPORTA EL SEXO EN LA MUJER.
¡POR FAVOR HOMBRES CAMBIEN!

Anónimo dijo...

Wooowwww!!!... excelente poema, me gusta.

Anónimo dijo...

ESTA BIEN EL TEXTO PERO LO MEJOR ES LA FOTO. NO SE DIGAS MAS JAJAJA